domingo, 29 de enero de 2012

Sueños raros: elefantes poseídos por espíritus que sufren

Nuevo sueño raro. Más bien pesadilla.

Estoy paseando con un amigo (no sé quién era, pero en el sueño era mi amigo) por un parque bastante lúgubre. Como un especie de retiro en invierno. Creo que era el parque de Postdam, a las afueras de Berlín. Entonces llegamos a una iglesia abandonada. Entramos.

La iglesia estaba con todo tirado, como si hubiese sido saqueada. Algunas antorchas iluminan levemente la estancia y lo único que podemos ver mi amigo y yo es una especie de cabaña en el fondo. Según nos vamos acercando oímos un ruido. Algo se mueve. Al fondo, dos mujeres tapadas por mantas nos miran. Mal rollo. Parecen gitanas.

Damos pasos para atrás, ellas se empiezan a levantar poco a poco. Acojone máximo. Según se levantan dejan caer las mantas que las tapaban, parece que no llevan ropa. Cuando vamos a huir una tropa de conquistadores españoles del siglo XV armados con mosquetes y picas entran gritando en la iglesia. Ríen como bastardos borrachos en una taberna. Aprovechando el desconcierto salimos corriendo.

Cuando llevamos corriendo un buen rato, mi amigo y yo decidimos que es mejor irse a otro parque. Me coge de la mano y nos vamos volando.

- ¿- ¿Y esto? –pregunto desconcertado.

- A- Así tardamos menos –responde.

Llegamos a otro parque. Este está iluminado. Damos una vuelta y flipamos con lo que ha pasado. No logramos entender por qué hemos visto lo que hemos visto.

Oímos gritos.

La gente huye de algo. Vamos corriendo a ver qué es.

Un elefante encabritado está liándola parda en el parque. Vamos a salir corriendo pero algo inquietante sucede. El elefante grita mi nombre.

- D- Debiste ayudarme. Podrías haber evitado que los españoles abusaran de mí.

Todos los que estaban huyendo me miran. Parece que creen que soy el culpable de lo que está pasando. Parece que me están diciendo todos “¿Por qué no la ayudaste?”.

FIN

lunes, 16 de enero de 2012

Jazztel... again.

Para empezar bien el año han decidido llamarme mis viejos amigos de Jazztel.

- ¿Está el señor de la casa?
- Sí pero no.
- ¿Disculpe?
- Está encerrado en una habitación.
- ¿Y no me lo puede pasar?
- No, es un zombie. Si le intento dar el teléfono puede que me muerda.
- Ah... ya... vaya.
- Sí. Habitualmente la gente se convierte en zombie porque le muerden pero en el caso de mi padre fue porque no paraban de llamar los de Jazztel. Fíjese hasta dónde pueden llegar ustedes con tanta llamada.
- Hahahah... bueno.. no se preocupe. Usted dele morfina que se pondrá bien (¿? Iba de enrollado el tío, supongo).
- ¿Morfina? No diga tonterías, eso no afecta a los zombies.
- ...
- Con que dejen de llamar a mi casa me vale.
- Vale, entendido. Muchas gracias.