miércoles, 16 de marzo de 2011

Lost test del colegio, esos que servían para perder clase

En el colegio molaba intentar ser más listo que los demás. Desde pequeño nos enseñan a que explotemos nuestras virtudes. Luego, en determinados momentos, nos gusta presumir de ellas. ¡Cómo molaban los test! Venía el psicólogo del colegio y te explicaba en qué consistía todo eso. Llegabas a casa y a la pregunta de “¿Qué has hecho hoy?” contestabas emocionado “¡test!” esperando que tardasen poco en dar los resultados.

En ocasiones los resultados se adaptaban a la realidad. En ocasiones, nada más. Un amigo de mi hermano respondió a las casillas haciendo un hermoso dibujito con los resultados. Era como una especie de cenefa serpenteante al parecer. El psicólogo solicitó hablar con la madre del chaval en cuestión y le recomendó que lograse hacer que su hijo se tomase los test en serio. Yo siempre quise hacer eso pero una voz me decía que debía que tener la curiosidad de saber los resultados. Ahora me arrepiento. En el test que me hicieron en primero de bachiller o cuarto de la ESO me recomendaban, entre otras cosas, ser bailarín. Respondí en serio así que ahora, como digo, me arrepiento.

Bueno, pues aún conservo en mis manos el test que más ha llamado la atención a mi madre. Y eso que tuvo tres hijos y es profesora. Es, lógicamente, un test mío. De 4º de primaria. Creo que estaría curioso hacer públicos los resultados tan delirantes que ahí quedan recogidos. Esto es más un post para los que me conocen, pues realmente los blogs que hablan todo el día sobre cosas que no le importan a nadie suelen cansar. (Ejemplo: “Hoy no sabía qué desayunar, así que he tomado zumo de naranja… pero no me ha llenado como esperaba. Haberlo dejado con Patroclo hace que nada me importe. Así que desayunado más cosas, en esta ocasión analgésicos con vodka, mistol y cocaína…”).

El caso. Sin más dilación les presento el perfil psicopedagógico de un chaval de nueve años:


Síntesis diagnóstica

De acuerdo con los resultados de las exploraciones efectuadas y con los informes que obran en nuestro poder facilitados por el profesorado, archivos del Centro y datos proporcionados por la familia a través de encuestas y entrevistas personales conclusión:

El alumno presenta en el desarrollo de su madurez intelectual un nivel atípico, con un aprovechamiento académico insuficiente, inferior a sus posibilidades; y un marcado desinterés así como una preocupante carencia de esfuerzo. Su personalidad parece evolucionar de forma inadecuada. Se observan sentimientos de inseguridad, agresividad y una gran inestabilidad emocional.

Inteligencia general: 80 sobre 100.

Capacidad de comprender y expresar ideas: 34 sobre 100.

Capacidad para relacionar y obtener conclusiones: 30 sobre 100.

Rendimiento intelectual: 27 sobre 100.

Rapidez, precisión y cálculo: 10 sobre 100.

Aptitudes fundamentales para las exigencias escolares: 11 sobre 100.

Grado de respuesta favorable al ambiente escolar: 1 sobre 100.

Brillantez en el aprendizaje y comprensión: 19 sobre 100.

Propensión al control emocional: 7 sobre 100.

Tendencia a mostrar excitación y agresividad: 80 sobre 100.

Tendencia a mostrar seguridad en sí mismo: 82 sobre 100.

Grado en que ha incorporado los valores adultos: 22 sobre 100.

Grado de respuesta emocional en sus relaciones con los demás: 5 sobre 100.

Grado de independencia con respecto a las demás personas: 93 sobre 100.

Nivel de independencia y crítica: 82 sobre 100.

Astucia en las relaciones: 85 sobre 100.

Agresividad en las relaciones: 83 sobre 100.

Preocupación por las normas sociales: 23 sobre 100.

Tensión en las relaciones de grupo: 70 sobre 100.

En definitiva, era como un especie de Dexter en versión droide. Un inadaptado social que representaba un peligro en potencia. Alguien a quien los valores heredados le importaban bien poco así como la cultura y el esfuerzo. Alguien agresivo e independiente.

O he cambiado mucho o los test del colegio son un cuento chino.



domingo, 13 de marzo de 2011

En paz con el mundo

Últimamente mi blog se está volviendo un poco revertiano. Y eso no mola. No es que no me guste Reverte, que me encanta, es que para cagarse en todos los hijos de puta que hay sueltos por ahí con un tío vale. Creo que tanta mala baba no es buena.

Es verdad que el mundo está lleno de gentuza. Es verdad que el mundo podría ser mucho mejor de lo que es en parte por la avaricia y la ignorancia de muchos cantamañanas. Pero también hay cosas maravillosas que tenemos que aprovechar ya que estamos. ¿Y esas que cosas son? Pues las que todos sabemos: El amor, la risa de un niño, la recompensa por el esfuerzo, salvar a las ballenas, la música, los viajes de los astronautas rusos, las fiestas de disfraces, las impresoras a color y por wifi, y un larguísimo etcétera.

Pd: En el próximo episodio hablaremos de los test que te hacen en el colegio.